La Asamblea General del ICCROM explora la cultura como fuerza impulsora de la resiliencia global

La 34.ª sesión de la Asamblea General del ICCROM reunió a responsables políticos, profesionales del patrimonio cultural y diplomáticos en un evento paralelo de alto nivel sobre «El nexo entre cultura y clima: el eslabón perdido». Moderado por la directora general del ICCROM, Aruna Francesca Maria Gujral, el debate exploró cómo la integración de la cultura en las políticas climáticas y las estrategias de reducción del riesgo de desastres puede crear vías más sostenibles para las comunidades de todo el mundo.

En un momento de olas de calor sin precedentes, aumento del nivel del mar y tormentas, inundaciones e incendios forestales cada vez más destructivos, el evento supuso un intercambio crítico, destacando la necesidad de ir más allá de los limitados enfoques sectoriales y adoptar estrategias holísticas con la cultura como motor central de la adaptación.

El debate subrayó que la cultura, tanto tangible como intangible, encarna siglos de experiencia, conocimientos locales y valores compartidos que guían a las comunidades a través del cambio medioambiental. Cuando se moviliza estratégicamente, el patrimonio cultural refuerza la cohesión social, informa comportamientos conscientes del riesgo y mejora la adaptación liderada por las comunidades.

Culture-Climate nexus: the missing link

Entre los ponentes se encontraban la ministra de Cultura y Deportes de Guatemala, Excma. Sra. Lic. Liwy del Carmen Grazioso Immacolata; el ministro de Cultura de Pakistán, Excmo. Sr. Aurangzeb Khan Khichi; el viceministro de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la República Dominicana, Excmo. Sr. Gamal Michelén; el embajador de la Unión Europea ante la Santa Sede, la Orden de Malta, las organizaciones de las Naciones Unidas en Roma y la República de San Marino, Excmo. Sr. Martin Selmayr; el embajador de Kenia en Italia y representante permanente ante las Organizaciones Internacionales en Roma, Excmo. Sr. Fredrick Lusambili Matwang'a; la jefa del Servicio Estatal para la Protección, el Desarrollo y la Restauración del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la República de Azerbaiyán, Sabina Hajiyeva; y la directora de la Oficina del Patrimonio Cultural Nacional de Letonia, Inira Bula.

Un resultado clave de la sesión fue el reconocimiento de que la cultura debe pasar de ser un tema marginal a ocupar un lugar central en la planificación climática y la adaptación, lo que requiere una mayor inversión, la cooperación intersectorial y la integración en los marcos políticos nacionales e internacionales. Los ejemplos reales y las conclusiones compartidas por los ponentes demostraron el papel transformador de la cultura en sus países y regiones:

  • Guatemala: La tierra tiene una identidad viva, y las presiones humanas están fracturando esta relación. Se destacó que la revitalización de las prácticas ancestrales y la educación son esenciales para alcanzar vías sostenibles.
  • Pakistán: A pesar de contribuir mínimamente a las emisiones globales, el país se enfrenta a graves impactos climáticos. La pérdida de paisajes debido a condiciones meteorológicas extremas también significa la pérdida de la memoria cultural y la identidad. En respuesta a ello, Pakistán está incorporando el patrimonio cultural en la planificación de la adaptación al clima.
  • República Dominicana: Como país situado en el cinturón de huracanes del Caribe, la salvaguarda del patrimonio constituye un mecanismo vital para apoyar los sistemas hídricos, el turismo sostenible y la cohesión comunitaria, en lo que desempeña un papel clave la estrecha colaboración interministerial.
  • Unión Europea: La cultura debe desempeñar un papel central en la política climática. La reducción de las emisiones de CO2 es una prioridad máxima, e iniciativas como el Green Heritage Project de la UE muestran cómo el patrimonio inmaterial puede vincularse a la acción climática.
  • Kenia: La cultura es la esencia de la identidad comunitaria y es inseparable de la tierra. Los conocimientos indígenas sustentan la gestión de las sequías, la ordenación forestal y la adaptación dirigida a nivel local. El país ha reforzado el nexo entre cultura y clima mediante inversiones en patrimonio digital, creación de capacidades y economía creativa, e involucrando a los jóvenes.
  • Azerbaiyán: El país ha adoptado un enfoque de transformación ecológica con su programa Culture for Climate (C4C), puesto en marcha durante su presidencia de la COP29 . Aprovecha las tradiciones, el arte y el patrimonio para impulsar el cambio de comportamiento y las soluciones sostenibles.
  • Letonia: Los riesgos para los paisajes y el patrimonio construido exigen una educación temprana y la recuperación de las prácticas tradicionales de arquitectura y gestión de la tierra.

En todas las intervenciones, los participantes coincidieron en que la cultura es el tejido conectivo de la resiliencia, ya que afianza la identidad, fortalece el capital social y apoya a las comunidades a medida que se enfrentan a riesgos climáticos cada vez mayores. La reducción del riesgo de desastres y la adaptación al clima ya no pueden tratarse de forma aislada, y la cultura debe reconocerse como una fuerza facilitadora que vincula ambos ámbitos.

El panel concluyó con el compromiso compartido de intensificar los esfuerzos por salvaguardar y activar el patrimonio cultural como recurso estratégico para la resiliencia. Reconociendo que los efectos del clima en el patrimonio son un desafío mundial, los participantes hicieron hincapié en la necesidad de que todas las partes interesadas colaboren y de que las organizaciones internacionales asuman un papel de liderazgo. El ICCROM espera continuar con la colaboración para integrar plenamente la cultura en las estrategias climáticas mundiales, fortaleciendo las comunidades, protegiendo las identidades y promoviendo soluciones sostenibles para las personas y el planeta.

Culture-Climate nexus: the missing link